FANTASMAS
Cuando éramos niños, nos relataban historias de fantasmas y decían que nuestra vieja casa estaba embrujada. Mis primos y yo corríamos por las habitaciones tratando de alcanzar los espejos, porque contaban que los fantasmas se esconden en su interior. Ahora somos adultos y de repente nos reunimos en la casona, pero ya no tiene gracia acercarnos a los espejos: nunca podemos ver nuestra imagen.